lunes, agosto 16, 2010

QUE HAY QUE HACER PARA PODER PERDONAR


Érase una vez un chico con mal carácter. Su padre le dió un saco de clavos y le dijo que clavara uno en la vieja verja del jardín cada vez que perdiera la paciencia o se enfadara con alguien.

El primer día clavó 37 clavos. Durante las semanas siguientes se concentró en controlarse y día a día disminuyó la cantidad de clavos nuevos en la verja. Había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos.

Finalmente llegó un día en el que ya no clavaba ningún clavo. Entonces fué a ver a su padre para explicárselo. Su padre le dijo que era el momento de quitar un clavo por cada día que no perdiera la paciencia. Los días pasaron y finalmente el chico pudo decir a su padre que había quitado todos los clavos de la verja. El padre condujo a su hijo hasta la verja y le dijo: ” Hijo mío, te has comportado muy bien, pero mira todos los agujeros que han quedado en la verja”.

Ya nunca será como antes. Cuando discutes con alguien y le dices cualquier cosas ofensiva, le dejas una herida como ésta.

Puedes clavar una navaja a un hombre y después retirarla, pero siempre quedará la herida. No importan las veces que le pidas perdón, la herida permanecerá. Una herida provocada con la palabra hace tanto daño como un herida física.


Los amigos y seres queridos son joyas raras de encontrar. Están listos para escucharte cuando tienes necesidad, te sostienen y te abren su corazón. Enseña a tus amigos y seres queridos cómo les quieres.

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