miércoles, noviembre 26, 2008

Yaiza entró en su casa con la cabeza en blanco y el corazón desbordado.
Encendió un cigarrillo y se sentó a ordenar su vida. Hacía tiempo que quería hacer algo así.
Puso música y dejó que la sensación de miedo se la llevaran las notas.
Le encantaba desordenar los cajones de su mente, vaciarlos para volverlos a llenar de cosas nuevas, de nuevas sensaciones, nuevas incertidumbres.
Se acordaba de algunos momentos en los que venía todo venir, lo veía claro.Por las noches, los sueños, que alguien dormía a su lado...esa maldita y soñada presencia. Sentía como se estremecía.
Sólo quería quedarse con las cosas buenas de su vida, o pensarlas....
Encendió incienso ( aprendió que los sueños toman mejor camino así)
Pensó en un cuadro sin pintar, teniendo ella las herramientas en su mano, dispuesta a hacer una obra de arte de su alma...o al menos hacerla.
Pensó en el olor de su infancia, de casa de sus abuelos, las cosas auténticas.
Las cosas podían desmoronarse para Yaiza, pero a la vez cobraban forma, podría ser ése el camino.
Pensó en cosas que la hacían sentir bien, y una sensación quedó a vivirse en ella.
Como cuando metes la cabeza debajo del agua, esa sensación de silencio.....
esa sensación como cuando estás escondida debajo de la manta y sales a respirar.
Sintió esa brisa en su cara....y pensó que no había que tener miedo.
Apagó el incienso, se consumió el cigarrillo...y decidió que al fin y al cabo...esa era su vida.

Laura

2 comentarios:

Alberto dijo...

sin comentarios.... en la linea de siempre... precioso texto... lleno de pensamientos y reflexiones... me encanta... Felecidades!

Naúfragos dijo...

Ey! muuy bueno....A veces lo ideal es parar , recuperar el resuello y que el oxigeno llegué a todas nuestras extremidades, y, como no, al cerebro.
Saludos!